La emoción de recorrer tus senderos,
el eterno color azul de tu falda, que viste tu precioso cuerpo.
Tu sonrisa observando al rey sol y el espectáculo de respirar tu mismo aire.
Alguna fuerza que no alcanzo a entender me lleva una y otra vez a tu encuentro. He vuelto a abrigarme en tu falda. He vuelto a sentir tu dócil susurro.
Si algún día he de morir, quiero que sea en Menorca: la isla de mis sueños, pero antes la conquistaré.
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