sábado, 2 de junio de 2012

Historias de la tierra

Hola, sabes que detrás de ti en esa furgoneta hay un tío escondido?
-sí,sí..claro... es un amigo. 

Ah...nada, pues era sólo eso?
-y te has parado por eso? (pone cara de agradecimiento
Me preguntó mi nombre y se lo dije.

Eres muy guapa.
-Gracias
Eres muy joven, que edad tienes?
-dentro de tres semanas cumpliré 23
Hace mucho que te dedicas a esto?
-Desde diciembre (lleva solo unos meses)

Y te gusta?
-Si te gusta el sexo no hay problema. 
Si no te gusta la persona no subes al coche
Es que mi madre se ha quedado sin trabajo y no tengo otra salida.
Tengo que pagar el piso y las facturas.
Ahora duermo de dia y trabajo por la noche.

Ya, pero has buscado otra cosa?
-Sí, pero no encuentro nada.
Soy mecánico de coches, pero no hay nada
Has probado en ir a Madrid? allí hay mas oportunidades
-Sí, en Fuenlabrada, pero me he venido, porque no había nada

Te lo digo, por que...me oyes?
-sí, sí..te escucho
Conozco este asunto de primera mano también y esto es un laberinto muy difícil de salir
y luego te destrozas la vida
(pone cara de "no tengo otra salida", pero mira con atención)
- Yo antes estaba en un piso, y la gente bebe y toma drogas....
Ya, entonces es todavía mayor desastre
-Decidí  venir aquí por mi cuenta
Ya
Y que has estudiado?
-Soy mecánico de...
Es cierto...de coches...lo has dicho..perdona

Y tu madre?
-No encuentra nada
¿que edad tiene?
-me tuvo a los veintidós, como yo..tengo veintidós

y el chico de la furgoneta es tu novio?
-no, es un amigo. Me está ayudando
¿Y no te puede ayudar de otra forma?(la furgoneta es muy antigua)
-El me trae aquí y le pago la gasolina

Y la gente te trata bien?
-Sí.
Si no me gustan, ya te digo. No subo.

Bueno me voy, que te estoy asustando la clientela
espero que te vaya bien (pensé ojalá que encuentre otra cosa).

-Gracias
Hasta luego.
-Hasta luego



En la memoria de mis pies



Muchos habreis pensado en lo andrajoso que fui al llevarlas rotas durante algunos años sin importarme.

Hoy tras más de 7 años en mis pies y por el bien de quienes me sostienen he decidido despedirme de ellas como también hice con la famosa mochila azul que muchos habéis conocido y odiado. Aquella que me portaba mis libros e ilusiones allá donde iba, aquella que terminó rota e inservible nada más volver de El Salvador.

Lo que sí es seguro es  que el listón está muy alto y pocas han llegado a la memoria de mis pies como éstas.