viernes, 26 de junio de 2009

Descubrió los castillos - IV

Por fin en el origen. Había vuelto una vez más.
Ahora era sólo ella. Sabía qué debía hacer y sentía una integridad que pronto le dolería.

Aún quedaba mucho por hacer: el repaso de su vida.

Sintió al maestro.
Este la recibió con un inmenso abrazo.

Ya sabía las respuestas que habia estado buscando durante tanto tiempo. En su anterior vida no confió en ella misma y en ésta no le iría mejor, dejándose llevar por las costumbres de los demás.

El maestro re
pasó con ella su última estancia en el jardín:

Cuando fue niña aún sentia el poder de la fuente. La pequeña Mónica tenía tanta luz que deslumbraba.
De mayor fue sintiendo la inercia de los hombres y se perdió así misma.
El capricho de su padre de someterla en aquel convento la dejó en el olvido y se frustró intentando sentir al dios que llevaba dentro: la fuente...El origen...El Ser...

Recordaron el dolor que sentía su corazón y la marcha del convento.
Por fin brillaba por sí misma y haria lo que le dictase su Ser.


Cuando pensó que todo estaba claro, el maestro insistió en recordar su reencuentro con el castillo de su padre. Se observó así misma con sorpresa:

En el patio estaban los típicos agricultores que seguramente comerciarían con su padre, pero no vió a ninguno de la familia. Pronto entraron los hombres armados y las piernas de Mónica flojearon cayendo al suelo. El desmayo fue instantáneo y su vista se nubló. Alguien debió de recogerla. Su brazo era fuerte y frío como el acero y la sacó de la escena en seguida. Advirtió que las intenciones no eran de protegerla y despertó alertada de su ligero desmayo.

Un agricultor debió acudir en su ayuda y en su primer intento de acercamiento, el soldado le asestó un golpe con su espada atravesándole de lleno ante la mirada de terror de Mónica. El hombre cayó al suelo y dirigió la mirada a la monja con una expresión que ella jamás olvidaría. Sintió como si el sol explotase y la tierra cayera en las tinieblas para siempre. Algo extraño la llevó hasta allí para observar cómo el hombre caía ante sus pies y dirigía una mirada al infinito. Pronto llegó la lluvia y desconcertada sintió un dulzor extraño mientras él moría.
Siempre supe que la lluvia traía cosas buenas.

En el recuerdo sintió de nuevo las caricias del agua sobre su frente y sintió cómo Alejandro la envolvía. Tan sólo amor.Ahora, junto al maestro, se vió así misma tirada en el suelo, asustada junto a un desconocido que amaba profunda y extrañamente...Le dolió darse cuenta de haber desperdiciado una vida y le dolió aún más al descubrir que aquel hombre era
Alejandro: alquien que tan sólo vió una vez de pequeña, pero que estaba hecha de su misma materia.

...."Pronto volví a nacer de nuevo en esa tierra donde tanto aprendí, pero no quedaban más que castillos castigados por el enfado del viento.".....

Tal vez sea capaz de
reconocerte y descubrir el sentido de amarte aquí, tal y como te amo en la fuente.


1 comentario:

  1. Uhmm, Me gustaría hablar de esta história contigo pero me temo que ocultarás lo más importante.Tengo la intuición de que esconde muchas cosas que son vitales para ti, y hablar de esas cosas es difícil.Asi que solo me queda interpretar, y eso ya pertenece a mi mundo...esta historia esta escrita de una manera bella y dulce como su autor.

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